Ovidio, Anton Von Werner
Por: Mar Medel
Desde siempre, todo lo referente al amor, ha sido gran motor y motivo de interés, especulaciones, hipótesis, y demás cuestiones indescifrables que, sin descanso, han perturbado a cualquier ser humano de condiciones sentimentales normales. Se trata de un asunto que simplemente es inherente al hombre, y, que lo ha sido desde que éste apareció en la tierra.
Los
sentimientos humanos, y, en especial el amor, están siempre acompañados de una
inexplicabilidad infinita, la cual, muy a pesar de todos nuestros esfuerzos,
nunca podemos erradicar. Lo que sentimos se encuentra muy vivo, no sabemos de
dónde vino, a dónde va, ni
cuándo desaparecerá
o se hará más agudo. Simplemente es
algo que nos posee para luego abandonarnos
sin ninguna advertencia. Dicha inexplicablidad, ha tenido varios contrincantes,
es decir, individuos que sin mucha victoria, han intentado por mucho tiempo,
esclarecer el enigma de la fuerza que los sentimientos despliegan dentro de
nosotros.
El
amor, posiblemente, es el más poderoso e inexplicable
de todos, y, precisamente, es debido a éste hecho, que
muchos hombres hayan aspirado a comprender el rompecabezas. Fue así, como en la
historia, apareció
un hombre
a quien nombraron como “El maestro del
amor erótico”, hablamos de Publio Ovidio Nasón, un poeta romano que dedicó gran parte de su obra, y,
muchos años de su vida, al entendimiento y enseñanza del amor y del arte de
amar.
Ovidio nació en Sulmona Italia y desde muy temprana
edad mostró habilidad para la lírica, razón por la cual decidió abandonar los
estudios de derecho impuestos por su padre. A la muerte de éste, Ovidio heredó
grandes posesiones, lo que le hizo posible viajar, vivir cómodamente en varios
sitios y por supuesto, dedicarse enteramente a sus estudios de poética, y,
posteriormente a la creación de su obra.
Desde joven se instauró en la escritura, su primera obra, llamada Amores, fue
un poemario dirigido a una mujer llamada Corina, quien reunía varias
características de diversas amantes del poeta. Se cree que dicho personaje, no
haya sido real, y solamente se trate de un perfil ficticio al cual el poeta
pudo atribuirle y dedicarle sus elegías.
Ovidio dedicó su obra entera al análisis y la ensennanza
de sentimientos propios de los hombres de su tiempo, mismos que en esencia,
resultan ser por demás compatibles con las inquietudes de los hombres actuales.
Hablamos de un poeta enteramente entregado a las pasiones y arrebatos a los
que, por el simple hecho de ser y existir, el ser humano se enfrenta día a día.
El Arte de amar y Las Metamorfosis, son consideradas
las obras de mayor importancia dentro de todo su trabajo. La primera es tan
solo una pieza de la trilogía conformada por tres poemas didácticos de carácter
erótico. Es preciso aclarar que durante y dentro de la realidad en la que el poeta vivió, el amor poseía una
significado mucho más cercano al erotismo que a cualquier otro sentimiento o
pasión humana.
“Si
alguien en la ciudad de Roma ignora el arte de amar, lea mis páginas, y ame
instruido por sus versos.” El Arte de amar es, esencialmente, un manual para
conseguir, conquistar y retener al sexo opuesto. Compuesto por tres libros, dos
dedicados para el sexo masculino y el último para el sexo femenino, El Arte de
amar es un poema instructivo acerca de las relaciones amorosas, entendiéndolas
como una “necesidad profunda”, una necesidad trascendencia a partir de la
fusión con la pareja.
Desgraciadamente,
simultáneo al Ars Amatoria (El arte de amar), Augusto se encontraba en una
contienda por reivindicar la política tradicionalista que se había ido
perdiendo en el pueblo romano. Ovidio, quién por muchos años, había trabajado
sin adversarios ni hostilidades, fue
desterrado y enviado a lo que ahora se conoce como Rumania, cerca del mar
negro, debido a la inconveniencia que sus ideas y enseñanzas representaban para
el gobierno de Augusto, mismo quién definió al Arte de Amar, como “El Arte
de cometer adulterios”.
Se
cree que la verdadera razón del destierro, fue que el poeta conocía alguna
verdad incómoda de la familia de Augusto, sin embargo, el argumento por el cual
fue echado, fue simplemente que, su obra, por estar en completo antagonismo a
la propaganda ideológica que muchos poetas (Virgilio, Horacio, Propercio)
venían haciendo junto con Augusto, representaba una amenaza para la
reconstrucción de las tradiciones romanas.
Publio
Nasón Ovidio pasó los últimos años de su vida, añorando su patria y reflejando
en sus escritos la gran tristeza con la que luchaba día a día. Jamás pudo
disfrutar de los confines del imperio en el Mar Negro.
Terminado
el gobierno de Augusto, Ovidio solicitó su regreso al nuevo emperador, quien
desgraciadamente, negó la petición.
Publio
Nasón Ovidio, murió en el año 17 d.C en la actual Rumania.
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